Transición emocional.
- Ramon Masip Garcia
- 24 dic 2016
- 2 Min. de lectura
La incredulidad de pensar en que los buenos momentos llegaran sin hacer más que nada, la pasividad de esperar que están llegando, la impaciencia que recorre cada segundo caído, ese tiempo que se esfuma para no volver, esa contradicción emocional de hacer lo que no se siente, la coherencia de un entorno insostenible que parece merecer por ahora ser sostenido. La bomba de relojería esta ya a cuenta atrás casi rozando lo que parecía su sinfín.
La inminente explosión dando lugar a una nueva llave de sol, la nueva melodía, de una nueva canción, un nuevo tiempo para volver a dibujar lo que no se dibujó en su momento. Es merecida y se va a pintar de nuevo los paisajes, esta vez plantando flores que crecerán de las lagrimas derramadas de un pasado que fue y no será. De sonrisas que no tuvieron cabida en el libro de la historia donde se encarcelaba la libertad y se dañaba el corazón hasta ser desangrado.
El ya del ahora, el momento más exacto para hacer lo que se debe hacer, aquello que esta en el sentir más profundo de una misma, descargar con fuerza, lanzando el sorbo contra la pared, haciendo pedacitos esos mal tragos forzados que te matan por dentro, sin más importar quién llenaba de veneno esa copa, hacer lo que se siente es lo merecido para quién te lo hace sentir.
Caer rendida en el suelo sin lagrimas que derramar pero sin piedras en la espalda, la sensación de levantarte y por fin poder volar, caminar en silencio sin tropezar en palabras envenenadas, de querer mirar hacia fuera y no poder, porqué estas allí. Y con la pena enrabiada mirar el pasado que hizo pedacitos un futuro que fue imaginado, sin embargo con ilusión ya se puede mirar otro que nunca se imagino, pero con más querer va a merecer la pena tocar, por su verdad más sincera, simplemente porqué allí pondré las notas más precisas para hacer la melodía más hermosa esperando a ser tocada por el más bello instrumento, que es una misma y aplaudir al cielo apocalípticamente esperando ya a que vuelva a sonar.


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