Perdón

A menudo nos preguntamos donde estamos, andando de lado como cangrejos nos enfadamos con el mundo porqué sentimos no estar donde queremos, aunque a fin a de cuentas no pensamos que estamos en mitad de un camino que decidimos entre las diferentes opciones que la vida nos impuso y los demás nos ofrecieron. Con facilidad culpamos las personas que más nos importan, por dependencia, por sentir querer estar cerca de ellas con abrazos de fuego, por ofrecerles la mano para intentar darles la mejor versión de nosotros mismos. Y aunque su fin sea recompensarnos con lo que hemos dado, con esa misma moneda, desde un discernimiento emocional le importa nada nuestra vida, solo recibiendo lo que damos, porqué la vida no entiende de emociones, sino de karma; y es que al final, ella misma nos habla misma, a través de lo que vivimos y no queremos ver, de las palabras de la gente que nos siente, consejos que muchas veces no escuchamos o que no queremos escuchar, porqué aunque sabemos que seria lo mejor, existe el miedo. Y por eso entiendo donde estoy, aunque no quiera estar aquí, aunque me duela; bajo tierra en soledad es donde debo estar, pagando mi deuda de un pasado en que era otro, donde alguien sudó lágrimas, se le blindó el corazón y quedó desangrándose de rodillas. Y ahora que estoy aquí en lo más oscuro de mi camino, abriré los ojos, y empezaré a dar el primer paso para levantarme, el reconocimiento de mis actos, mi responsabilidad, aceptar que el dolor de quienes sufrieron mi más oscuro egoísmo placentero fue por mi culpa. Espero algún día ser mejor